“Salvar al Torino fue más que ganar la Liga y esto es más difícil”
Directo, contundente, convincente y positivo. Así es Gianni De Biasi en las distancias cortas. Si fuera capaz de contagiar su vitalidad, sus ganas y su máxima profesionalidad a la plantilla, el milagro de la salvación estaría más cerca. Con todo, es sincero y reconoce que el panorama está muy negro, pero que se puede ir despejando de aquí a Navidad y aclararlo del todo con los posteriores fichajes invernales. Pero para eso aún queda mucho y, lo que hay que hacer, es centrarse en lo que viene: “De aquí a Navidad hay que sumar el máximo de puntos posibles, seguir vivos para ver qué hacemos. Ahora mismo tenemos el agua por la nariz, muy cerca de ahogarnos, y tenemos que ir rebajando el nivel ganando partidos. Que baje a la boca, al cuello… eso sería una buena señal. Nuestro objetivo es llegar vivos a enero, con el agua al cuello sí, pero pudiendo respirar”, afirma.
Con cuatro puntos en el casillero, le planteamos si firmaría zanjar la primera vuelta con 15 y su respuesta es sorprendente: “No, yo siempre quiero sumar todos los puntos, no firmo nada que no sea ganar antes de ningún partido. Ahora viene el Betis, un rival de nuestra Liga, pero en el fondo nos da igual quién esté delante porque tenemos que ganarle a todos”. Como principio de actuación es bueno, pero hay que dotarlo de contenidos para que sea convincente: “Aún estamos mal, es evidente, pero encuentro motivos para el optimismo. Por ejemplo, hemos rebajado sensiblemente el número de goles encajados, aunque para mí siguen siendo muchos pues concibo el fútbol con mi portería siempre a cero. Tenemos que seguir trabajando en muchas cosas, no basta con tener las líneas juntas, hay que adelantarlas y salir mejor a la contra”. El deseado efecto que se buscaba con el cambio de técnico no se ha terminado de obtener y De Biasi explica que “el problema es que nada más llegar tuvimos tres rivales muy fuertes, Sevilla, Atlético y Villarreal, que están a otro nivel. Aún así, contra el Atlético merecimos puntuar. Luego, lo de Valladolid fue un paso en falso que nunca debió suceder. Un equipo que pelea por salir de abajo no puede tirar por la ventana un partido así en el que, con un mínimo de ganas, se habrían conseguido los tres puntos en juego”.
Respecto a los tantos que siguen recibiendo, el italiano desmenuza los goles encajados: “Hay diferencias entre los que llegan por fallos individuales y por errores colectivos. A balón parado sufrimos porque tenemos un equipo bajo, se vio en los goles de Villarreal”. También el factor anímico es un lastre que arrastran los granotas: “Nuestra primera intención era subir la moral individual porque así gana el grupo. Cuando llegué al Torino miré las caras de los jugadores y te decían que ganar un partido era una misión imposible y lo logramos, nos salvamos al final ganando en el campo de la Roma de Totti. Esta temporada ya he visto que terminamos en el Bernabéu…”, anuncia Gianni lanzando un mensaje optimista. Otro motivo para soñar con la salvación es poder reforzar el plantel en enero: “Algo hay que hacer porque vamos últimos y eso es por algo. Ahora me centro en los futbolistas que tengo, en saber qué pueden dar de sí y, en los próximos partidos veremos ya qué nivel pueden dar, cuál es su límite”, avisa a los suyos para que sepan que están a prueba. Aunque se habla de nombres, el técnico no entra al trapo “no sé por qué se habla de que vendrán jugadores italianos. A mí no me importa de dónde sean, lo importante es que vengan al Levante con ganas, con hambre, que vean este equipo como un trampolín, que no vengan aquí de bajada ya de su carrera. El que venga tiene que saber que a Valencia no se viene de vacaciones”.
Respecto a si le consultarán sobre las posibles incorporaciones, De Biasi responde con otra pregunta: “¿Para qué como yo todas las semanas con los miembros de la secretaría técnica? Hablamos de todas estas cosas, ellos me preguntan dónde veo yo problemas y les doy mi opinión. Ahora, el propietario es el que decide qué hacer, pero seguro que el entrenador es el que mejor conoce los defectos de una plantilla y debe hablar con el responsable”. En ese sentido, el levantinista reconoce que “nunca he visto a Pedro Villarroel, ni he hablado con él. Lo conozco de verlo en fotos, pero nada más”. Como hombre de fútbol sabe bien que fichar jugadores para su causa es complicado: “El problema es encontrar futbolistas que se ajusten a esta situación en la que tenemos problemas en la clasificación, problemas económicos… tiene que ser uno que no tenga sitio en su actual club y quiera venir al Levante a jugar y reivindicarse. Yo tengo colaboradores que me informan de muchos países, pero de entrada ni tenemos fichas libres para firmar. Luego hay que ver quién quiere involucrarse en esta situación”.
A colación de esto, es obligado preguntarle quién le embarcó a él en la nave granota: “Confié en gente que me indicó que había plantilla para pelear con otros seis o siete equipos más. Recabé información y el campeonato español me gusta, me motiva, lo sopesé todo, porque había gente que me decía que no viniera, y al final dije ¿por qué no? Y vine y no me arrepiento”. Quizás por eso en su país ya le llaman Quijote: “Porque voy a causas perdidas y me enfrento a molinos de viento”.
En su afán de motivar a sus jugadores para que saquen lo mejor de ellos mismos, De Biasi nos muestra su receta: “Les dije que lo primero que hay que hacer es ser un equipo, lo segundo tener ganas de ganar y lo tercero, conocer al rival. Pero que todo eso no sirve de nada si no tienes orgullo y eso es así en el fútbol y en todos los aspectos de la vida. Orgullo para todo: para lograr un objetivo y el nuestro ahora es salvarnos y en ello hay que ponerlo todo. Cuando empecé a entrenar mi objetivo era llegar a Serie A, lo hice y mi siguiente objetivo es ganar una Liga, sea la de Italia, España o Albania, pero en ello estoy. Sin objetivos en la vida no vas a ninguna parte”. Después de lo que logró con el Módena, al que llevó de Serie C a A, y el Torino, al que ascendió y luego salvó, el reto del Levante lo valora “como más difícil aún y eso que mantener al Torino el año pasado para mí vale más que ganar una Liga porque tenía una dificultad extrema. Este reto del Levante parece aún más complicado, pero no es un problema si veo que todos están conmigo. Creo que los jugadores tienen orgullo, que no son de los que trabajan pensando sólo en que llegue final de mes”. Tan gráfico como siempre, resume la situación de la siguiente manera: “Estamos en una barca que se tambalea en medio de un mar con muchas olas. Todos debemos remar en la misma dirección y buscar un puerto seguro. De momento, no lo divisamos, pero vamos a hacerlo y a poner rumbo hacia él”.
Como está seguro de contar con buena materia prima, les recuerda a todos que “no podemos ser victimistas, hay que revertir la situación y punto. El hombre siempre es un poco victimista y eso no me gusta, no se puede hablar de mala suerte, la suerte no basta. Primero trabajo; después, trabajo y más trabajo y luego ya la suerte”. Y es que su mentalidad es la de contar con profesionales que se dediquen en cuerpo y alma a la profesión que ejercen: “Cuando hablo de trabajo no me refiero sólo en el entrenamiento sino todo el día, trabajar en uno mismo, en su actitud, en querer mejorar, en saber contra quién vas a jugar. En qué comes, qué bebes o qué fumas, ahora que se habla de eso. Saber cuándo te acuestas y te levantas… todo”. Esta manera de trabajar le devuelve a sus orígenes italianos, donde se trabaja más y mejor que en nuestro país y se tiene una mentalidad ganadora al 100%: “Por eso Italia ganó el Mundial 2006 o el Milán la Champions… Se tiene mentalidad ganadora y luego ya se pueden discutir otras cosas”. Eso sí, en lo que ha salido ganando es en tranquilidad viendo los últimos episodios de violencia en el fútbol de su país: “Es una lacra, un gran problema difícil de solucionar. La situación que vivimos en el Levante es imposible que se dé en Italia. Allí no podríamos vivir estando con cuatro puntos, los ultras se presentan en el entrenamiento, en el estadio… una locura”.
En el plano personal, le pusimos al día de que Irureta ya realizó el Camino de Santiago al cumplir una promesa como deportivista y recogió el guante: “Haré lo mismo, andando o en bicicleta, en lo que haga falta con tal de salvarnos”.
Fonte: As.com